Por: Alma Ruth Pineda
Docente de la Universidad Mondragón México
Debido a la contingencia nacional e internacional provocada por la aparición del COVID 19, México se enfrenta a la necesidad de educar a todos sus niños y jóvenes a distancia. Bajo la propuesta gubernamental de mantenernos en aislamiento y evitar el contagio masivo que la pandemia refiere, todo el sistema educativo nacional -público y privado-, se encuentra en un periodo de “cuarentena” cuya fecha de término, aún, es incierta.
Los docentes que -hasta esta fecha-, estaban acostumbrados a la impartición de clase de forma presencial, se encuentran frente al reto de terminar ciclos escolares vía remota; usando las nuevas tecnologías para trasladar el aula a entornos virtuales.
El diseño de la instrucción virtual, tiene muchas ventajas, que será apreciadas seguramente por estudiantes y maestros durante esta contingencia:
Un curso a distancia de alta calidad es un desafío, en el que la forma de diseño y entrega de conocimientos difieren; no consiste únicamente en colocar en internet el contenido y tareas que se llevarían a cabo en aula: el docente debe empatizar con los alumnos para generar alternativas que, además, los mantengan atentos y participativos ante las clases en línea.
El aprendizaje on line ofrece comodidades que la asistencia al aula no tiene: entrega de materiales y foros en el tiempo disponible del alumno, acceso a la plataforma 24/7 desde cualquier dispositivo, sin traslado innecesario y respetando las recomendaciones que diversas instancias educativas y de salud -nacionales e internacionales- nos han propuesto.
Aquí, el docente debiera generar la participación de todos los alumnos en entregas, tareas, proyectos y videoconferencias sincrónicas o asincrónicas, para que el estudiante asimile los conocimientos requeridos y finalice de manera exitosa su nivel académico.
Al catedrático tradicional, que utiliza clases presenciales, la educación remota le permite conocer diversas herramientas LMS, plataformas y aplicaciones que pueden conectarlo con los estudiantes, convirtiéndolo en guía y facilitador de la educación a distancia.
Esta alternativa de enseñanza, impuesta por las condiciones de salud global, además, facilita a los estudiantes tímidos o indiferentes su participación y, permite al docente verificar su aprendizaje individual. El estudiante se convierte verdaderamente en el centro de la educación, al entregar sus opiniones en foros, tareas o proyectos y ser retroalimentado a conciencia por su docente.
Las crisis generan crecimiento, avance, redireccionamiento y, queda demostrado que -en esta ocasión-, así será, tanto para alumnos, maestros y centros universitarios de nuestro México.